METRO DE MADRID


Ayer, día 26/04/2007, se inauguró el nuevo tramo de la prolongación de la Línea 10 del Metro que lleva hasta Hospital del Norte. Hasta ahora, la última parada era Fuencarral. Estuvo en la inauguración, como no, nuestra pepera Esperanza Aguirre, tal vez con el casco obrero y el chaleco reflectante, tal y como aparece en los carteles de propaganda para su reelección como presidenta de la Comunidad de Madrid. Supongo que quiere dar así un toque “popular” a su imagen y a su partido, acercarse a la clase trabajadora y transmitirle que el PP no es insensible a sus problemas, hacernos olvidar que es de clase rica. Sí, a ella no se le caen los anillos por llevar un casco obrero, ella también tiene problemas para llegar a fin de mes, como cualquier hijo de vecino. Este tipo de gestos, lo del casco y el chaleco, siempre están muy estudiados, suele haber detrás el buen asesoramiento de expertos en imagen y relaciones públicas. He visto recientemente uno de estos carteles; lo que me ha gustado es el contraste, o la ironía de la combinación: Esperanza Aguirre, con su casco obrero, aparece flanqueada por otros dos carteles publicitarios que, oh casualidad de casualidades, son de bebidas alcohólicas. No habría nada malo en esto, si no fuera porque en nuestra Comunidad de Madrid, la misma en la que La Espe es presidenta, está prohibido publicitar bebidas alcohólicas en la vía pública (Ley 5/2002 de 27 de junio). ¿Prohibido?. Bueno, eso es lo que dice la ley. En la realidad, esa publicidad se permite: nuestros políticos de la Comunidad de Madrid hacen la vista gorda, dándonos así el mensaje de que su voluntad y su poder están por encima de la ley. Llevan haciendo la vista gorda con la publicidad de alcohol desde el año 2002 en que salió esta ley autonómica, más conocida como “la ley del botellón”. Esta misma ley “prohibía” la publicidad de tabaco en las paradas de autobús y en los soportes publicitarios del Metro de Madrid, los del interior y los de superficie. También aquí hicieron la vista gorda nuestros políticos. Hasta el uno de enero del 2006. De modo que allí está la imagen de nuestra presidenta: un cartelazo de whisky a la izquierda, uno de ron a la derecha, y en medio ella, imagen de progreso y de inauguraciones permanentes, la representante del estado, presentándose para las elecciones de mayo. Los machacas que han construído el Metro, y todos los que trabajan y han trabajado en la construcción de la M-30 y todas las obras faraónicas de nuestro Madrid, también llevan casco y chaleco reflectante. Pero para ellos es parte de su trabajo, indumentaria obligatoria por razones de seguridad o de normativa. No salen en carteles de propaganda electoral, pero forman parte del paisaje urbano de nuestra ciudad: ecuatorianos, subsaharianos, magrebíes, inmigrantes ilegales, cantera de mano de obra abundante y barata sin embargo, sudando su sueldo mísero en subcontratas de subcontratas, todas las horas posibles del día y aún unas pocas más, sábados y domingos, a destajo para poder terminar las obras en los plazos anunciados por los políticos para que estos puedan cortar la cinta inaugural, con sonrisa triunfal y casco reluciente, entre aplausos de concejales, subsecretarios y aspirantes, y los flashes de la prensa oficial.

Es extraño esto de la línea 10. Dicen que es la misma línea, pero en la estación de Tres Olivos sucede algo insólito. Hay que salirse del vagón, pasar un control –puertas de cristal automáticas que se deslizan a ambos lados cuando metes el billete – y caminar en suma al andén de enfrente, donde otro tren prosigue el viaje interrumpido en esa estación. Cuando cambias de tren para continuar en sentido sur, es necesario volver a meter el billete en la máquina para poder pasar. Sin embargo, cuando es al revés, cuando te bajas en Tres Olivos para continuar en sentido norte, las puertas de cristal se abren a tu paso sin más. No es necesario introducir el billete: las puertas se abren con el mero paso, supongo que al activarse una célula fotoeléctrica. Pero ojo, las puertas sólo dejan pasar a los viajeros de uno en uno. Si vas detrás de alguien que está pasando, y tienes prisa porque ves el tren en el otro andén y temes perderlo, tal vez cometas el error, natural, por otra parte, de franquear ese control a continuación. A fin de cuentas suele ser mucha gente la que cruza por ese cuello de botella. Por qué no hacerlo: las puertas se abren, piensa uno, y mientras la célula fotoeléctrica recibe la señal de que hay gente pasando, las puertas se mantendrán abiertas. Ahí está el error: las puertas no se mantienen abiertas. Se cierran. Hay que esperar a que se cierren, y entonces entrarle a la máquina para que se abra otra vez. Si no se hace así, las dos hojas de cristal se cierran y lo estrujan a uno, te propinan un golpe en los brazos, en las costillas, te hacen saltar las gafas si tienes mala suerte.

De modo que en la línea 10 hay un tren que se mueve en dirección norte, que tiene como final Tres Olivos, y desde allí regresa hacia el sur. Y otro tren – recordemos: de la misma línea 10- que va en dirección sur, termina en tres Olivos y vuelve hacia el norte. Es como si fueran dos líneas distintas, sólo que es la misma. Eso dicen en los folletos informativos. A partir de Tres Olivos, en dirección norte, lo llaman MetroNorte, y de Tres Olivos para abajo se denomina MetroMadrid. Dentro de MetroNorte está la zona B1 (que empieza a partir de Ronda de la Comunicación) y la zona A. La zona A la comparte también con MetroMadrid. Si viajas hasta Tres Olivos, Montecarmelo, Las Tablas o Ronda de la Comunicación, basta con un billete sencillo MetroMadrid. Y, sin embargo, ya no estás en MetroMadrid –aunque sí en la zona A-, sino en MetroNorte. Después de Ronda de la Comunicación comienza la zona B1, con La Granja, la Moraleja, etc, y hace falta un billete sencillo MetroNorte. De modo que entre Tres Olivos y Ronda de la Comunicación estamos en MetroNorte, pero a partir de ahí es como si fuera más MetroNorte todavía. Algo así como si tuvieramos dos zonas A: la que que está en MetroMadrid y la que está en MetroNorte, y dos MetroNortes: el norte-norte, que está en la zona B1, y el norte-pero-no-tan-norte, que es parte de la zona A y requiere sólo un billlete sencillo MetroMadrid. Si alguien no ha entendido esto, es normal. Es cuestión de estudiarse cuidadosamente los gráficos que ha editado el Metro de Madrid y donde se puede ver todo esto. Me pregunto si van a dar algún cursillo también para que podamos entender estas denominaciones y los solapamientos de sus territorios.
Volviendo a lo del cambio de tren en Tres Olivos, me pregunto si tal vez fallaron los calculos de algún ingeniero –puede que subcontratado y recien licenciado- y, cuando las tuneladoras se encontraron en Tres Olivos, se dieron cuenta de que no había una continuidad en la línea, que los túneles no coincidían. Entoncen parchearon con lo del cambio de andén. Pero eso no explicaría el por qué del control al cambiar de vagón. A fin de cuentas, no estás saliendo del metro, ni pasando siquiera a otra zona tarifaria. Nuestros gobernantes, los del casco reluciente y la sonrisa de anuncio al cortar la cinta, no han explicado a qué se debe esta extraña disposición. Es otro de los misterios de la Comunidad de Madrid. Como lo de la publicidad ilegal de alcohool. En los folletos informativos sobre la ampliación de la línea 10 no dicen nada sobre esto. Simplemente informan de que hay que cambiar de estación en Tres Olivos y se quedan tan panchos, como si fuera lo más normal del mundo hacer ese absurdo. Tal vez se deba a la arbitrariedad de nuestros gobernantes. O puede que el mismo ingeniero que equivocó los calculos –esto es una hipótesis, ojo- también ideara lo de las zonas A y B1 y lo de MetroNorte y MetroMadrid, justo antes de perder la razón del todo y tener que ser ingresado en una clínica de reposo. Pero el galimatías ya estaba montado, y no se podía a esas alturas empezar de cero otra vez. Tampoco se podía, por supuesto, reconocer que se ha hecho una cagada y pedir disculpas. De modo que se han visto obligados a tirar p’adelante sobre los desvaríos del ingeniero y disimular en la medida de lo posible. Me pregunto si están barajando la posibilidad de cobrar en un futuro al cambiar de tren en Tres Olivos, de ahí que mantengan esas barreras. Da la impresión de que nuestros políticos se guardasen un as en la manga. Desde luego, no parecen pensar que nos merezcamos una explicación, y se la saltan en su bonito folleto de papel couché.

Hoy, día 27 de abril, al dirigirme hacia el norte y cambiar de tren en Tres Olivos, tuvimos que esperar unos diez minutos a que el siguiente partiera. Una voz por megafonía nos informó: “Atención señores viajeros: por avería en la línea eléctrica, el servicio no se presta con normalidad”. También por la mañana observé que las escaleras automáticas de la estación de mi barrio no funcionaban. El ascensor no está operativo todavía. Está todavía todo muy reciente. Como en estado experimental. Otro día, en Tres Olivos, me bajé para continuar en sentido norte. Mientras esperábamos, llegó otro tren desde el sur. Y otro. Y otro. Cuando por fin llegó el tren para llevarnos a Montecarmelo, Las Tablas, Ronda de la Comunicación, etc., nos subimos a él los viajeros de cuatro trenes. Íba un poco lleno el tren, como es natural.

A las 6:58 del viernes cuatro de mayo, voy en el tren que se dirige a Tres Olivos desde el norte. Cuando llegamos a la estación, vemos que en el andén de enfrente se encuentra el otro tren. Se abren las puertas, salimos. Antes de que lleguemos al control que se encuentra a mitad de camino, el tren que va hacia el sur cierra sus puertas y nos deja colgados. Tenemos que esperar cuatro minutos hasta que llega otro. Me pregunto qué tiene en la cabeza el conductor del tren que se marchó dejándonos tirados. Sabe que la inmensa mayoría de los viajeros que se bajan de un tren, van a continuar su viaje y necesitan tomar el otro tren. ¿Por qué no esperar a que crucen el andén y entren en su tren?. Le pregunto a un empleado del metro sobre esta cuestión. Me responde impertérrito: Los trenes tienen unos horarios estrictos; si tienen que salir salen. Cuando parten de Tres Olivos, bien hacia el norte, bien hacia el sur, lo que importa es el horario, no si se deja atrás un montón de viajeros que acaban de salir de un tren con la expectativa de continuar su viaje en este cambio de andén tan raro. Y yo pienso en los carteles de propaganda de nuestra presidenta, con su casco obrero y su sonrisa, con el chaleco reflectante y el anuncio de todas las nuevas prolongaciones del metro que inaugura. Pienso en el cartelazo que vi, con un anuncio de publicidad ilegal de whisky a la izquierda, y otro de ron a la derecha. ¿Incongruencia? ¿Política de altos vuelos? A los simples ciudadanos no nos es dado entender los caminos inexcrutables de nuestras clases altas. Amén.



Escrito por SMUFO

Comentarios

Ultimate ha dicho que…
¿Si en lugar del PP gobernara en Madrid otro partido realmente seria la cosa muy distinta? ¿Serian políticos con dificultades para llegar a fin de mes o sueldos públiso más ajustados? La clase política es clase política. Desde IU hasta PP. Lo repelentes que sean unos u otros no es tan importante. ¿Seguro que la vicepresidenta del gobierno no es del PP? Porque me recuerda bastante a las "mujeres" del Partido Popular en imagen y desfachatez.En Córdoba no hay apenas diferencias entre estos dos partidos, ni en forma ni en fondo.
Ultimate ha dicho que…
La política sólo es aplicar expresiones manidas, frases rebuscadas y palabras "complicadas" a cosas muy simples. Simples porque han existido desde siempre. Nos creemos que las siglas nos dan ventaja y modernidad sobre los modelos políticos y de sociedad de hace 500 años o de los paises del magreb, por ejemplo. Paparruchas.
Juan Eme ha dicho que…
mi proyecto irónico de siempre es hacerme afiliado de 3 partidos a la vez, pp-psoe-iu, y beneficiarme de favores y regalas según en qué ciudad, comunidad o gobierno central. pero es que somos unos idealistas y le pedimos a la democracia que sea el súmun, cuando es sólo un sistema de gobierno más. hay q verle lo positivo y ver si hay algun primo concejal cerca.
Juan Eme ha dicho que…
otra cosa, hay que dejarse de idealismos generales y ver quien te va a beneficiar más, no veo claro q iu o psoe construyan menos viviendas de vpo q el pp, en proporcion en cordoba o puertollano, se construyen + q en madrid. lo q hay es q presionar a esas maquinarias electoralistas pa q giren sus politicas y se hagan + sociales, eso se hace polarizando hacia los extremos cada vez + el voto, huyendo del centro. o te haces de extrema derecha o te haces de extrema izquierda. radicales al poder, como pasó en francia, fue la unica manera de q el sistema le viera las orejas al lobo con le pen