FASCISTAS POR EL BARRIO DE SALAMANCA


El domingo al mediodía caminaba yo tan tranquilo por las calles solitarias y calurosas del barrio de Salamanca, y al girar una esquina, me encuentro con un grupo de 4 ó 5 chavales, una chica incluída, ataviados con el uniforme azul-violeta de la Falange, con sus boinas rojas y su aire paramilitar. No sé de donde venían, desconozco si habían bajado de un coche, si salían de algún portal cercano o de una iglesia en la misma calle. Me quedé petrificado, casi más que si me encuentro a unos neo-nazis, aunque quizá pude dar gracias que sólo fueran de la Falange, no sé si Auténtica o no. Me vino al pensamiento la pregunta de por qué en España no se han prohibido los símbolos fascistas patrios. ¿Os imaginaríais lo mismo en cualquier calle de un barrio pijo de Alemania o Austria?. ¿Sería normal encontrarse con chicos uniformados de las SS o de las Juventudes Hitlerianas?. Sabéis que no. Los falangistas estaban en su terreno, en su antiguo feudo de Madrid, residencia de antiguos altos cargos y empresarios franquistas. Pero me gustaría que eso cambiase, me gustaría ver el Valle de los Caídos dinamitado, el yugo y las flechas fuera de las iglesias católicas y las estatuas de Franco hechas añicos. Tener nuestra propia Perestroika, hombre.
* A más inri, esta mañana he visto pegados carteles de la Falange en los cristales de los bancos del barrio de Salamanca que llamaban a la concentración (autorizada, tiene huevos) este fin de semana en una plaza céntrica de Madrid.

Comentarios

Ultimate ha dicho que…
en españa los símbolos del regimen anterior siguen siendo patrimonio de los fachas en lugar de historia común asimilada. por ejemplo, el valle de los caidos es lugar de procesion de nostalgicos fachas cantamañanas en lugar de un monumento asimilado por el nuevo sistema.
KOSTOBLOGOF ha dicho que…
Cuando veo a uno de esos falangistas, pienso en otra gente con el mismo uniforme pero hace muchas décadas, que fanfarroneaban con sus pístolas y se llevaban a la gente para pegarles un tiro en la nuca en una cuneta perdida en medio de la noche. No es una herencia de la cual sentirse orgulloso, precisamente. Cuando veo a alguien vestido de esta guisa, nostálgico de aquellos otros falangistas de gatillo fácil, me da un escalofrío.