De nuevo, Gallardón y sus prisas.
Sus ambiciones y su egocentrismo. Por lo menos se le ve de frente, es poco inteligente e impulsivo para ser político y llevar tantos años. O quizá sea consciente de la que va a liar en su partido, y ya se sabe : cuanto más peor, más mejor (para él, claro).
Las estrategias de la clase política. Ahora pactamos en Navarra, mientras os quitamos el gobierno en Baleares. Ahora llegáis vosotros a Canarias y pactáis, y después saco yo a Pepiño Blanco para justificar lo injustificable, o saco a Acebes para que la líe parda cuando alguien se sale del tiesto, véase Piqué en Cataluña o el Faraón Gallardón en Madrid.
Sus compadreos y chalaneos, mientras el servicio público revienta en Barcelona, y la deuda pública crece por las megaobras, y nadie dimite, y todos se ponen medallas, y ahora va el PP y tantea a CIU por si acaso ganan por minoría el año que viene y les necesitan, y así miles de cositas intrínsecas a su oficio.
No sé, no hay ningún periódico que hable de las cuitas internas de mi trabajo, de las relaciones entre los compañeros de mi empresa. No viene ninguna televisión a retransmitir mi silencio de cada día. Ni cuando algún jefe de departamento se pone alguna medalla..
Debe ser que el oficio de la política es apasionante y entretenido. Sin nosotros, el pueblo, que asistimos como espectadores a tanto espectáculo teatrero, y que tampoco les exigimos que cambien. Quizá no podamos. A lo mejor con un poco de terrorismo ideológico, de cinismo humorístico, de millones de votos en blanco. Ya sé, ya sé, otra utopía.
Llegará el día en el que me interese poco o nada la política. Ellos habrán ganado, porque no me necesitan para hablar de sus "cosas".
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