LOS JULIOS ANGUITAS DE ESTE MUNDO


Ayer vi a Julio Anguita charlando por las calles de Córdoba, entrevistado por el Buroaga en un programa de entrevistas de Telemadrid, a veces, bastante sectario de la derecha, pero otras, interesante. Pienso que este comunista cae bien en ciertos sectores del PP, le respetan. Quizá le agradecen que se entendiera con Aznar en la época de la famosa pinza, o quizá ven un hombre de principios, íntegro, conservador en sus ideales de izquierdas. No es una contradicción ser un clásico, un conservador en la izquierda, en eso parece que se ha convertido el PCE. Pero de esto no quería hablar.

La vejez le está sentando bien a Julio Anguita. Yo no puedo juzgar su labor como alcalde de Córdoba, me pilló pequeño de edad. Siempre me ha gustado más como filósofo, como maestro, que como político, que como cargo de IU. Su rostro, sus maneras, su tono de voz se ha suavizado. Sus expresiones son de cordobés puro, su humor, su visión senequista, aristotélica de la vida. Su carisma es intenso. Puedes no estar de acuerdo con sus opiniones, pero las tiene, las argumenta, es un hombre culto, y didáctico. Se le echa de menos en esta era actual de eslóganes vacíos y de políticos multi-media.


Esta mañana hablaba con un compañero de trabajo, un poco más joven que Anguita, obrero de toda la vida, un viejo socialista que ya no confía ni en el PSOE ni en nada ni nadie.

Me hablaba de que en Valencia trabajó para una constructora muy famosa y poderosa del franquismo, y que se sorprendió cuando el empresario, el dueño de la constructora, cuando llegó la democracia, dijo parabienes de Felipe González, un socialista en el que el Capital confiaba, porque sabía que iba a llevar a España al Mercado Común y a la democracia, factores muy beneficiosos para los negocios en ese momento.

Me habló también de un líder socialista de los viejos, profesor de universidad, que se fue del PSOE (mejor dicho, lo echaron) poco después de la Transición, cuando vio en lo que se estaba convirtiendo su partido, las corruptelas que comenzó a denunciar y de ahí su disimulada expulsión posterior del partido.


Yo creo que en Andalucía, donde comenzó la pinza de IU y el PP contra los desmanes del PSOE andaluz, esto estaba justificado, ya que el gobierno socialista estaba aplicando el rodillo y el abuso, por todas sus mayorías absolutas. Los andaluces conocemos a todos esos Gaspar Zarrías, Magdalena Álvarez, Carmen Calvo, etc.., políticos broncos y malencarados que se comportaban en el gobierno de su tierra con la prepotencia que suelen utilizar los eternizados gobiernos de la derecha en las comunidades donde gobiernan. Cuando salen a la Meseta, se comportan como los graciosos y simpáticos andaluces de izquierda, progres y culturetas, pero los de dentro les conocemos ya. No lloré porque se fuera Carmen Calvo de Cultura, lo mismo que no lloraré cuando se vaya Magdalena Álvarez de Fomento, y ojalá los andaluces voten a Arenas como presidente de la Junta, por lo menos para que haya una mísera y mediocre alternancia democrática, como han tenido en Galicia, Baleares, etc..

El Canal Sur está tan manipulado como Telemadrid o Canal 9 de Valencia. Desterremos el mito de que los socialistas son mejores. El que su estilo sea menos cutre y más sofisticado que los del PP, no los convierte en más honestos. Eso no ha cambiado desde los tiempos de Anguita.


En el año 1996, debo confesar aunque pierda por ello amistades, que voté en las generales al PP. Con una pinza en la naríz, pero le voté para que hubiese esa mísera, mediocre y cutre alternancia política que tanto el GAL, las corrupciones y el abuso de poder del PSOE del momento hacían tan necesaria. Más tarde, el PP decepcionó a todos aquellos que le votaron para limpiar el país, cuando Aznar decidió pasar página, esconder la mierda debajo de la alfombra y sobretodo, producir aún más mierda. Los que querían una revolución centrada, mesurada, se sintieron engañados, y yo tuve mil veces que arrepentirme de mi decisión (de Estado. Digo esto con mucha sorna e ironía para mí mismo, en castigo a mi ingenuidad juvenil. En aquella época, con 23 años, creía mucho en los valores democráticos, en el voto útil, en el sentido de responsabilidad ciudadana, en el idealismo. Hacía las cosas pensando que podía mejorar las cosas, el sistema. Ahora creo que hay que votar en función de qué tipo de elecciones séan, en que región o ciudad vivas, tus propios intereses personales y también el interés común. En eso no he cambiado. Mi ideología sigue siendo la Democracia, pero sin ser inocente, sabiendo que no es un sistema perfecto, que está compuesto por hombres con sus grandezas y miserias, y que lo que vale al final es el carácter, la personalidad y los principios de las personas, no sus ideologías).

A mí lo que más me cabrea es que todo este sistema sirva sólo a los intereses de las empresas, del libre mercado, de la compra-venta. Quien lucha para no ser una marioneta del dinero, tiene mis simpatías.

Como decía Anguita, parece que el PSOE y el PP han pactado para no hablar del trabajo precario, de las consecuencias negativas para el ciudadano de la Constitución Europea, de la obscenidad del precio de la vivienda, o sea, de como el poder económico nos está comiendo poco a poco y sin remisión. Nadie le pide responsabilidades cívicas y sociales a los grandes empresarios (descendientes del franquismo, los mismos aún) por no revertir en mejorar el país sus pingües beneficios. Nadie le tose a las multinacionales. Esta parece la lucha del siglo XXI.

Necesitamos a nuevos Julios Anguitas, líderes íntegros, porque la batalla va a ser cruenta.


Comentarios

KOSTOBLOGOF ha dicho que…
Necesitamos, por ejemplo, gente que, aunque sea en un blog, diga las cosas como las siente y meta el dedo en el ojo. Para hacer la pelota y darnos jabón, ya están los medios de comunicación. Hay que sacudir, hombre, sacarnos del limbo en que nos tienen.
A, eso de los pactos, o "consenso" (gran palabra que repiten muy a menudo los políticos)a mí siempre me ha sonado a compadreo, conchabamiento, a pasarse los ases por debajo de la mesa y escamotearle la democracia al "demos". Cuando hacen pactos, hacen trampa, hacen antidemocracia.