Cae ahora simpático Butanito, cuando acude a los programas-basura de nuestra televisión, que son los únicos que le dan cuartelillo para que pueda hablar. Es curioso el estado asqueroso de nuestra libertad de expresión, cuando son los programas rosas de cotilleo los únicos que dan minutos para sacar los trapos sucios de nuestra bendita democracia tardía.
No es una novedad lo que contó en La Noria José María García. Es una víctima más (él jugó con fuego y se quemó) de ese rollo autoritario que implantó Aznar en la derecha cuando jugó a controlar todos los medios afines. Quizá Butanito quiso ayudar al PP a crear un monopolio como Prisa, aunque de onda conservadora, pero los intereses de El Mundo, Abc, Cope etc.. no estaban por la labor, y eso de la pluralidad ideológica dentro de la derecha nunca se ha llevado mucho.
Yo creo que José María García jugó a ser otro Pedro J., pero mucho más desinteresado que éste. Butanito es coherente, tiene escrúpulos y personalidad suficiente para no dejarse manipular, las estrategias del submundo del poder le vienen grandes, porque tiene valores, ya degraciadamente pasados de moda. Él creía en el PP, en la renovación, en la limpieza de tantos años de plomo y mierda del SOE, en la regeneración democrática, en un contrapoder periodístico. La ingenuidad de un buen profesional con ideología. Pero los ideales no se llevan ya.
Algo huele mal en España. En sus instituciones. Si cada partido en el gobierno ha usado las instituciones para sus intereses partidarios, para mantenerse en el poder, para manipular los medios, ¿qué nos diferencia de la Rusia de Putin?. Si la libertad de expresión en este país es méramente teórica, porque siguen siendo intocables el bipartidismo, la monarquía, el sistema económico con sus desigualdades e injusticias, la OTAN, las tropas en Afganistán, los contratos basura, la vivienda y la crísis económica que ya se avecina, ¿qué nos queda hacer para que se nos oiga?. ¿Votar al PSOE porque el PP lo haría aún peor?. ¿Quedarse en casa porque todo apesta?. Sólo escuchan a los que usan la violencia, a los que ponen bombas. Qué pena que los fínes fascistas de los asesinos de ETA sean tan poco interesantes, tan poco justos. No son el Movimiento Zapatista desgraciadamente. Algo así necesitaríamos por aquí para cuando todo estalle.
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