DEPREDADORES Y GACELAS


En Madrid la gente es muy desconfiada; a veces, sin motivo, por inercia. Sin embargo, por otro lado, es muy abierta a la novedad. A mí la gente en Madrid donde no me gusta es en el trabajo. Ese ambiente de insana competitividad que contamina la vida normal fuera, en el tráfico, en las aceras, en las tiendas.. competidores, rivales, quítate tú para ponerme yo. Casi siempre hay algo oscuro, subterráneo en muchas relaciones laborales. Debajo de la educada sonrisa, puñales, empellones, críticas mordaces, apropiaciones indebidas de ideas, campañas de derribo del contrario para subir el otro..
Es una ciudad de depredadores y víctimas, de gacelas no preparadas para defenderse. Deberían dar cursillos de autodefensa emocional en las empresas, ó en las academias,
de cómo endurecerse, como verlas venir, como atacar para que no te destrocen. Cursos de defensa contra el mobbing, el bullying, el acoso al fín y al cabo. Cursillos y talleres para soportar la presión y no desfallecer. Cursillos de inteligencia emocional, para ponerse en la piel del otro y recuperar la humanidad perdida.
Me dijo una colega argentina que en Madrid, la gente no te invita a su casa. Puede tardar años en hacerlo, cuando ya hay mucha confianza.
Yo lo que sé, que cada vez la gente en esta ciudad, en España en general, está más deshumanizada. Deben ser las cosas del progreso. A mí lo que me pasa, por un lado, es que le resto valor a la vida humana, me parece que vale poco cuando se centra en este afán materialista. Veo a personas así y no me parecen humanas, con lo cual, no me importan en absoluto, las desvisto de su dignidad humana para, si llega el caso, poder defenderme atacándolas sin el más mínimo remordimiento. Como si fueras un soldado que aniquila sin hacerlo algo personal, sin implicarse emocionalmente. Como una cuestión de supervivencia en un mundo de muchos millones de personas. Hace tiempo que he desvestido al ser humano de sus ropajes gloriosos, por lo menos en el mundo laboral, a costa claro de llevar una pesada armadura y de perder algo de sensibilidad. No se puede tener todo.

La familia más cercana y los amigos más íntimos es lo único que vale la pena y lo que es más justo defender y amar. El resto, va fanculo.

un abrazo hermoso

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