Es muy interesante ver como la hipocresía y su sucedáneo, la falsedad, son el leit-motiv y la actitud normal en las relaciones entre trabajadores y jefes en las empresas. Aún la gente con algo de moral, suele sorprenderse de estos comportamientos, que generan traiciones, rivalidades y engaños en el día a día laboral. Son comportamientos aprendidos desde la escuela con el motivo de conseguir cosas, de ser aceptados, o simplemente de sobrevivir en la jungla urbana.
Tendríamos que retrotraernos al buen salvaje, para descubrir al niño puro que puede quedar en el interior del ser humano.
Da igual el sector profesional en el que te muevas, esta actitud la encuentras en todos, no hay escapatoria. Sólo tienes que entrenar y aprender a interpretar. Pero debes tener claro qué quieres conseguir, para graduar la intensidad de tu falsedad, en función de con quien hables y te relaciones.
Acepta que eres dos personas. La de tu intimidad, con tu familia y amigos íntimos, muy íntimos, y la Otra, tu rol en el trabajo. A veces, puedes mezclarlas, pero yo te aconsejaría que te quitaras la máscara cuando llegues a tu casa. Pero haz lo que quieras, no hay reglas. Podrás soportarlo hasta que te encuentres con la horma de tu zapato.
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