LA MARI VICTIMISTA


Esta Ministra de Fomento me recuerda a mi madre de alguna manera, sobretodo cuando se pone en plan maruja victimista o chantajista emocional, diciendo aquello de que muchos preferirían que no hubiese nacido, o que les molesta que sea andaluza, o cuando emplea esas expresiones populistas que tan bien le han funcionado en su tierra cuando les daba caña a los del PP andaluz. Magdalena Álvarez me recuerda a algunas mujeres con cargos y responsabilidades, que suelen confundir lo profesional con lo personal, que no asumen las críticas hacia su gestión y que todo lo llevan hacia un ataque íntimo. Sé que es no es sólo algo propio del género femenino, pero yo lo he podido comprobar en dos jefas de departamento que he tenido.


Magdalena Álvarez tiene experiencia como Consejera del Gobierno de la Junta de Andalucía a repartir sopas con honda, a actuar con prepotencia y a expresarse como una maruja populachera, al igual que otras políticas de la derecha como Celia Villalobos ó la misma Esperanza Aguirre. Eso tan bonito e idealizado de que las mujeres son mejores líderes que los hombres, por su propia naturaleza, me parece un argumento simple y machista. Son iguales, mejores o peores según la persona y no el género. Y en este caso, Magdalena Álvarez no ha estado a la altura de las circunstancias. Tendría que haber presentado su dimisión sin escudarse ni protegerse debajo de las alas de Zapatero, al igual que antes se escondía debajo de las de Chaves. Lo lleva ud. en el sueldo, asúmalo. Me importa muy poco que el PP o ERC pidan su cabeza por electoralismo o que muchos nacionalistas aprovechen la crísis de Cercanías en Cataluña para sus ínfulas independentistas o el famoso "desapego" de Montilla. Lo que une a España de verdad son los servicios de calidad, y tratar bien a todas las comunidades con suficientes inversiones.

Usted ha sido una gestora penosa y la privatización de RENFE da pena. Ahora tiene ud. la huelga de hambre de los maquinistas del AVE. Váyase y cállese ya.

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