LA NEGOCIACIÓN

¡¡Hasta dónde hemos llegado!!. Esta semana recibo una llamada de un empleado del departamento de Recursos Humanos de una empresa catalana de recobros, donde ya había hecho una primera entrevista de trabajo, que me dice que están dispuestos a igualar la cantidad que supuestamente yo pedía en mi curriculum como sueldo normal para mi categoría y puesto. Ya expliqué en un artículo anterior, el sueldo de miseria que ofrecían en la primera entrevista. Antes de recibir esa llamada, les había enviado un correo electrónico donde amablemente declinaba su oferta y rechazaba ir a una segunda entrevista. Parece que ellos lo entendieron como un intento de negociación, y me solicitaban hacer una nueva entrevista donde hablaríamos de dinero. Era la primera vez que me sucedía esto. Como suponía que no iban a ofrecerme mucho más, les envíe otro correo en el que les informaba que ya estaba en otro proceso de selección de una empresa que me ofrecía X y que rechazaba su segunda entrevista. Otra chica de RRHH me respondió más tarde que le sorprendía mi respuesta, porque ellos iban a ofrecerme esa misma cantidad exacta que me daba la otra (imaginaria) empresa. En ninguna de sus anteriores comunicaciones, la empresa de recobros me había ofrecido una cifra concreta, con lo cual entiendo que me estaba tanteando. Me sentí un alto ejecutivo y no un humilde auxiliar administrativo por el que una miserable empresa pujaba por subir o bajar de 14.000 a 15.000 y pico euros anuales, cuando por un puesto de recepcionista o administrativo ya me ofrecían 16.000 eur sin necesidad de negociar sueldos. Con una sonrisa vi como su anuncio seguía apareciendo en portales de empleo, sin que esta empresa de recobros cubriese la vacante. Con tal falta de transparencia y manipulación para un simple puesto de auxiliar administrativo, decidí ignorar su oferta ya que no me daban buena espina, y tampoco el tipo de trabajo que me ofrecían me cuadraba mucho. Debo reconocer que no estoy acostumbrado a negociar ni hacerme querer. Me pasó también con la E.T.T. donde había trabajado antes, que tuve que aguantar presiones y negociaciones para aceptar tal o cual puesto poco interesante. Por un lado me sentí valorado, porque me intentaban vender la moto con mucha energía, pero por otro lado veía como las empresas ven como sus puestos no se cubren, porque la gente ya no se conforma con cualquier sueldo, horario o condiciones, sobretodo cuando ya has alcanzado cierta experiencia laboral. No es cuestión de ser excesivamente exigente, pero es que el baremo es bajo, y aprendí que hay que aprovecharse de que en Madrid haya un mercado de mucha oferta y demanda, por lo cual, la competitividad hace que se negocie hasta por puestos de poca categoría. Hay muchas ett´s y consultoras y luchan por llevarse el gato al agua.
¿Qué será entonces en niveles superiores? ¿Una lucha encarnizada?.

Leí hace poco que ahora las compañías intentan retener a sus empleados, no sólo con el sueldo, sino también prometiéndoles unas condiciones que les motiven a quedarse, ambiente de trabajo, flexibilización de horarios, conciliación, formación contínua, etc.. a ver si esto hace que maduremos como mercado laboral.

Comentarios

KOSTOBLOGOF ha dicho que…
Supongo que las empresas, y su cohorte de ejecutivos y explotadores, querrían dar una patada a una piedra y encontrar debajo a cientos de aspirantes a su mierda de trabajo, muchos parados dispuestos a inclinar la cerviz y a aceptar cualquier condición, cualquier horario y paga, agradecidos encima por tener la oportunidad de tener un trabajo. Para los empresarios, para el capital, lo ideal debe de ser mucha gente en el paro, insegura y presionada por las necesidades. Así les pueden decir aquello de: "Sí lo quieres lo tomas y si no lo dejas. Hay ahí fuera mucha gente esperando para ocupar tu puesto". Siempre les queda ese as en la manga que son los inmigrantes no cualificados, esa gran cantera de mano de obra dispuesta a aguantar condiciones de trabajo abusivas, en parte porque vienen de países donde la situación de pobreza y de puteo es mayor. Supongo que por eso el capital y sus sirvientes los políticos, decidieron hace diez años mirar hacia otro lado y permitir que se colasen por las fronteras más de un millón de trabajadores de otros países, sin habilitar, de manera paralela, medidas para la educación de los hijos, más médicos, más policías, más funcionarios, más de todo para atender un subidón de población semejante. Ellos sólo querían mano de obra sumisa y sin complicaciones. Entonces los empresarios, y sus sicarios periodistas, nos vienen aquello de que "Los inmigrantes cumplen una función social, porque hacen los trabajos que los españoles ya no quieren hacer".
Milongas, milongas.
Y uno siempre se siente un poco cohibido al expresar algo así, porque hay un tabú en nuestra sociedad, una manera de acallar la disensión bajo el dedo acusador de: "xenófobo", "racista". Una cosa no tiene que ver con la otra. Yo acuso a los políticos, y al capital. No a los inmigrantes.