No me da ninguna pena el sistema educativo ó sanitario madrileño, desmantelado por la política neocon de la Comunidad de Madrid, asociada con la Iglesia Católica para imponer su moral e ideología político-religiosa en los ámbitos regionales de decisión. No me da pena porque esa inmensa mayoría de madrileños que les han votado se merecen todo lo que les pase. Que se hubieran leído los programas electorales. Si son tan nuevos ricos, y pueden permitirse pagar todos los servicios antaño públicos, pues que se rasquen el bolsillo.
Lo que yo propongo, si alguien tiene la mala suerte de tener un familiar con una enfermedad terminal, es que se lo lleve a casa si los médicos asustados no le proporcionan cuidados paliativos, o si el nuevo cura de campaña que pondrá a su disposición el hospital le recomienda oración para atenuar el dolor insoportable. Yo le recomiendo a ese familiar que vaya a cualquier supermercado de la droga, y compre heroína para calmarle el dolor a su familiar o amigo agonizante. También propongo que si el cura o el médico católico se pone tonto con el argumento ese del sufrimiento y del dolor divino de Jesús, que le sugiera el martirio con una buena amenaza de agresión o muerte. No creo que tenga problema ninguno ese cura en asumir el martirio propuesto para llegar cielo a velocidad expréss.
Todos estos políticos liberales de boquilla sólo defienden la libertad económica, porque lo que es la libertad de derechos del individuo se la pasan por el forro, son intervencionistas en la vida privada de la gente, impidiendo la libertad de elección y la igualdad. En eso, son autoritarios y franquistas, no porque no se hayan alejado intelectualmente del Antiguo Régimen, sino porque sus prácticas políticas actuales son similares.
Es curioso que Esperanza Aguirre haya hecho buenos a Rajoy y a Gallardón, y no lo digo por ese falso y tramposo debate ideológico, que no existe en el PP, sino por sus acciones y hechos realizados en el ejercicio del poder por ambos. En realidad, y eso lo olvidan los medios, no hay mucha diferencia entre la acción de gobierno de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, lo que cambian son las formas y las apariencias. Aguirre es una neocon pura y dura, populista a rabiar.
El problema que veo ahora en Europa, con respecto a esta nueva derecha populista y tramposa, empresarial y comercial formada por Sarkozy, Berlusconni, Aguirre, Putin, etc.., es que no es muy combatida por la izquierda socialdemócrata y socialista de manera práctica. Esta nueva derecha busca en los caladeros de la clase media –baja, la antaño clase obrera de izquierdas, y con sus discursos pseudo-xenófobos, autoritarios y populares, e incluso flexibles con respecto a cierta protección social (para conseguir la aprobación de esas rentas más bajas y de los intereses empresariales se vuelven proteccionistas), y entonces, los movimientos de izquierda más radicales, al no sentirse representados por los partidos tradicionales de izquierda, se ven tentados a la retórica antisistema e incluso violenta. Es lógico, si no encuentran cauces políticos dentro de este sistema, lo encontrarán en otro tipo de movilizaciones. Yo mismo, si viera que mis derechos son vulnerados por este gobierno regional de Madrid, optaría por pensar en otro tipo de medios de autodefensa si la izquierda no me hace caso o se ve impotente para actuar.
No sólo actuaría contra este gobierno regional de derechas, sino contra el central socialista, para que tuviera los redaños de actuar y asumir las competencias de educación y sanidad que el estado cedió de manera irresponsable en este suicida sistema de autonomías proto-autoritarias. (Dependiendo del partido que gobierne en ellas).
De todas formas, a veces pienso que la gente, por lo menos en Madrid, pide mano dura y solicita un gobierno autoritario que lo disimule en las formas. Creo que una gran parte de la población española tiene una mentalidad ciertamente autoritaria, quizá maquillada por la corrección política, pero es xenófoba, hipócrita y no tolerante. A muchos españoles les encanta que les dejen hacer en lo particular, pero que todo esté bajo rígido control en lo general. (Me refiero a que los dejen fumar, beber, conducir a mucha velocidad, hacer ruido, gritar, matar animales, explotar a los trabajadores extranjeros y nativos, etc..)
Conociendo al español como lo voy conociendo, creo que como a muchos rusos actuales, que han conocido en su dura historia muy poquita democracia, lo que de verdad les importa es hacer dinero, vivir bien, y que haya gente fuerte, dura, de confianza en el poder para que les gobierne. Tenemos una gran tentación, los rusos y los españoles, por alzar el brazo en saludo fascista o estalinista, y que el jefe del rebaño nos guíe. Pero que nos de cuerda larga, que no nos agobie demasiado, una cierta libertad porque si no, nos rebelamos. (Lo supo Aznar, un gran autoritario, uno de los más brillantes, pero se pasó ese límite de la guerra de Irak, el Prestige, la boda de su hija con ese gran villano que es Agag en el Escorial, etc.., y se lo hicimos pagar).
En realidad, como buen español, yo también admiro a algunos líderes autoritarios, con carisma, poderosos. El problema es que los autoritarios se vuelven arbitrarios, y no te dejan hacer, acaban metiéndose en nuestras vidas. Entonces comenzamos a poner bombas, o manifestaciones para que se vayan. Somos curiosos los españoles.
Si no hubiera esas tentaciones autoritarias, no habría ese guerracivilismo que nos caracteriza. Un tópico que también nos define, como los toros y el flamenco.
Deseo fervientemente un PP menos Popular y más serio, de centro como la antigua UCD, alternativa de gobierno sin ramalazos autoritarios, que vaya por delante de la mentalidad media española, que se desligue de la Iglesia Católica, que sea culto, europeo, afrancesado en el buen uso de los buenos principios liberales, los que formaron la República Francesa, etc.. , pero sé que es sólo un sueño. No puedo hacer un exterminio masivo de esa otra mitad conservadora y tradicionalista que existe todavía en este país, poco leída y prejuiciosa. Tendremos que aprender a coexistir con ellos, hasta que cambien por sí mismos. Pero mientras, también tendremos que aprender a seguir defendiéndonos de sus potenciales abusos.
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