MINEROS DEL SIGLO XXI

Neanderthal

Cuando trabajé como teleoperador en una subcontrata de la antigua Airtel, ya me empecé a dar cuenta de lo que era la precariedad laboral, la excesiva rotación de personal, las presiones, el estrés, el aumento de las dioptrías, quemadas las retinas por la pantalla del ordenador, los malos sueldos, la competitividad entre compañeros, aunque también el compañerismo positivo, y llegué a la conclusión de que los teleoperadores y los auxiliares administrativos que trabajan para empresas de servicios ó ett´s son los nuevos mineros del siglo XXI. A veces, tienes la suerte de que existe un sindicato, que poco puede hacer, la verdad, pero la mayoría de las veces no hay nada, sólo tragar e intentar irte lo antes posible.

Ahora voy a empezar a trabajar como gestor de cobros en una mayorista de viajes, por lo menos contratado por ellos, ya es un logro; eso sí, con una jornada de 11 horas diarias, contando el desplazamiento en transporte público y la hora para comer, posiblemente dentro de las instalaciones de la empresa. Consuelan el escaso sueldo con una promesa de estabilidad, de renovación contractual, algunas clases de inglés y lo que se verá. ¿Y por qué no me siento contento de abandonar el desempleo?. ¿Por qué me siento como si me llevaran a una clase de matadero?. Esta falta de ilusión, de cierta frustración por haber echado una ojeada al panorama laboral, a mis limitaciones, y haber descubierto eso tan manido de “ESTO ES LO QUE HAY”, aguántate. La posibilidad de sentirte feliz está en ti, sé positivo. Be water, my friend, me digo, resiste, aguanta, no lo hagas por ti, hazlo por tu proyecto de vida, el piso que os vais a comprar, la estabilidad tan soñada, hazlo para quitarle un peso a tu pareja, hazlo por aprender, por relacionarte, por evolucionar.. esto es la vida a la que puedes acceder, ESTO ES LO QUE HAY.
El minero sabía a lo que atenerse, a lo que podía aspirar en su existencia, como el campesino, como el obrero industrial. No había otra oportunidad de ganarse la vida, de alimentar a su hijos, de sobrevivir. Y no hay otra cosa más allá de eso, ni la democracia, ni el arte, ni la religión ni la ideología. Sólo el trabajo y el amor, el cariño que nos hace tanta falta para seguir tirando hacia delante. No hay otra cosa. Esto es lo que hay cuando no vienes de una familia de dinero, cuando no puedes elegir entre muchas ofertas. Siéntete agradecido por poder comer, es esto la vida, no lo que te contaron.
Ahora, si quieres tener una vivienda propia, si quieres criar a un hijo, trabaja como un burro, como una burra y que el estado y las guarderías privadas se apiaden de ti. Confórmate con las pelis que te puedes bajar de internet, con los restaurantes de comida rápida, y sé más modesto, acepta cuál es tu lugar y no te creas todo ese rollo del progreso personal. Confórmate con sobrevivir. Eso es todo.

Qué le importa al obrero (sea industrial o de oficina, de hostelería o de limpieza de las calles) que exista una dictadura de derechas o estalinista, una partitocracia o una revolución cultural, si lo único que le importa es poder comer y que haya paz, que no lo alisten a una guerra absurda. Sed bienvenidos a esta NUEVA EDAD MEDIA.

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