Veo un reportaje en Informe Semanal de este sábado noche bastante sospechoso de lo políticamente correcto, y me da la impresión de que me están manipulando porque apoyan una línea gubernamental actual sobre la Inmigración en España. El reportaje parece querer decirnos que el chollo se ha acabado para la emigración, habla de los inmigrantes fracasados a los que un gobierno generoso paga billetes de avión de regreso a sus países. También habla, esta vez de manera acertada sobre otra cosa, acerca de que no es verdad que los españoles no quieran trabajar en el campo, porque lo que realmente no quieren los españoles es trabajar en las condiciones penosas que los empresarios nativos les ofrecen. Yo recuerdo que aún quedan jornaleros andaluces que van todos los años a recoger la uva a Francia, y allí los albergues son de calidad y los sueldos bastante dignos. Así que el reportaje se mueve a dos bandas, culpabiliza a los extranjeros por un lado, a los empresarios por el otro, y salva al gobierno, como si fuera un espectador y una ong a la vez que interviene como un rey mago para suavizar la conflictiva situación.
No se habla nada de la penosa e inhumana situación de los inmigrantes irregulares en el Centro de Internamiento de Aluche, tratados como perros mientras se tramita su expulsión.
Creo que no se está haciendo una buena y justa gestión de la Inmigración en España ni en Europa en general. Si por lo menos, la política fuera clara, sin intentar vendernos una imagen de sociedad tolerante, generosa y solidaria. Si las instituciones fueran racistas y xenófobas, sabríamos todos a qué atenernos, no entraría ni dios, habría alambre de espino por todos lados, cámaras de seguridad en cada playa, ametralladoras robotizadas en los controles de frontera, y ríanse uds. de la Stasi en la antigua Alemania del Este. Porque si de verdad el Estado y el país fueran generosos, se invertiría con bondad y largueza en la Sanidad Pública, en la Educación, se controlaría a los empresarios para que no explotasen a nadie, ni españoles ni extranjeros, se invertiría generosamente en los países emisores para que no tuviera que salir gente por la miseria o las sucesivas crisis económicas provocadas por nosotros, etc..
Si de verdad nuestro ejército es una ong bondadosa, intervendría militarmente en Birmania, en Colombia, en Somalia, para ayudar a la población, repartir ayuda humanitaria y derribar dictadores, guerrillas terroristas, democracias falsas, etc..
Intervendríamos para ayudar a crear el Estado del Sáhara Libre, porque se lo debemos.
No deben ser tan malos los americanos porque, a pesar de todo, no son tan hipócritas. Ya nadie en el mundo se cree que invadan países para instaurar la democracia y aniquilar el terrorismo. Actúan como un imperio, defendiendo sus intereses comerciales y económicos, casi sin máscara. Ya sabemos como son, sabemos a qué atenernos con ellos. Podemos odiarlos ó amarlos. ¿Pero nosotros qué?. Actuamos finalmente como ellos, creyéndonos mejores, más buenas personas, siendo la misma mierda.
En Informe Semanal, más tarde, echan un reportaje sobre las agresiones de los vigilantes jurados racistas del metro de Madrid, en el que muestran que “sólo son una minoría”, no vaya a ser que los españoles nos demos cuenta de que somos bastante xenófobos y agresivos, y después otro reportaje sobre la situación penosa de las mujeres en África y de cómo el gobierno español ayuda con “generosidad”a la formación de esas personas maltratadas. Debo ser demasiado picajoso, quizá malpensado, pero creo que ya veo PROPAGANDA GUBERNAMENTAL por todos lados. Debo ser muy desconfiado. La mala conciencia de Occidente, que se comporta como un misionero maravilloso con el Tercer Mundo, mientras sus implacables mercaderes y comerciantes siembran el pillaje y la explotación en los mismos lugares que los otros quieren salvar.
¿Por qué todo me parece estar bajo sospecha?. ¿Por qué no me relajo y simplemente disfruto?. Cuando veo a nuestra bondadosa vicepresidenta sonreír a un niño negro en una de sus giras africanas, prefiero contemplar a nuestros políticos de la derecha, que con soberbia claridad, nunca se presentarían en lugares donde nada se les ha perdido. A ellos les basta con sus confortables sillones en los consejos de administración y sus largos puros dominicanos, donde no necesitan aparentar lo que no son. Contra Franco se vivía mejor, eso está claro.
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