Ahora que estamos enfrascados en los funerales de estado de un padre de la patria, nuestro primer presidente muerto, uno de los que nos salvaron de la dictadura y el ostracismo, (me recuerda a todos aquellos que dicen que se agarraron al helicóptero de los Who en Woodstock), ahora que nos parece tan importante negarle a Ibarretxe que celebre un referedum unilateral, como si fuera tan importante eso, como si fuera vinculante el resultado, y aunque lo fuera, ¿qué pasa?. También es un gran riesgo para él, porque si sale un resultado negativo, si los vascos quieren seguir como están, el que se va a la mierda es el lehendakari y su proyecto soberanista. Ahora que se va a hablar con los del PSC y el gobierno de la Generalitat para ver si se hace un nuevo concierto económico catalán, quizá parecido al vasco y al navarro, y después lo querrán los gallegos, y detrás los valencianos, etc.., todos estos nuevos padres de las pequeñas patrias reclamando lo suyo, negando el agua al vecino, o pidiéndola antes a los franceses que a los aragoneses, esta basura de regiones insolidarias y egoístas que tenemos, al final, hacen buenos a todos esos hombres de estado, que provenientes del franquismo, o del exilio por el otro lado, tuvieron la sensatez de sentarse y pensar en el bien común, aunque éste no fuera perfecto y no se resolviera lo pendiente del todo.
Pero lograron una visión común, un proyecto de futuro. Echo de menos a políticos sensatos de verdad, hombres de estado actuales que tengan claros los cambios a realizar para que esto mejore. Porque si no, seguirá habiendo padrecitos de la patria como Ibarretxe, Montilla, Camps, Aguirre, Chaves, etc.., que tratarán de modificar las instituciones para salvaguardar sus intereses, y eso siempre nos perjudicará a los mismos.
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