LIMITAR LA LIBERTAD (DE HACER DAÑO)

No tenemos el derecho de hacer lo que nos de la gana, perjudicando al vecino. Por encima nuestra siempre estará el imperio de la ley, y el estado de derecho. El bienestar de la comunidad por encima de la del individuo, para que éste se sienta seguro y en paz.
Esto que es tan simple, falla estrepitosamente en el comportamiento mayoritario de los ciudadanos españoles. No hay urbanidad ni conciencia, y sí mucho egoísmo.
No me gusta que el estado sólo funcione cuando tiene que recaudar, sea a nivel nacional con la Agencia Tributaria, como a nivel local, con la función expendedora de multas de los policías municipales. Ahí sí que las instituciones actúan a un nivel prusiano.

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