MADRILEÑISMOS

Después de que la superheroína Esperanza Aguirre hay salido ilesa de la ola de atentados en Bombay, me temo que vamos a tenerla para rato, enaltecida y adorada en su querido Madrid de las privatizaciones y el pelotazo. Ella es de esas personas que generan por igual odios furibundos y adhesiones enfervorizadas, porque es natural, espontánea, populista y se deja querer por las masas.
Aprovecha los accidentes de helicópteros y los tiroteos para aparecer casi sin despeinarse, íntegra, sonriente, una verdadera profesional de la imagen.
Es como Anita Obregón, un personaje hecho a sí mismo y también, ojo, gracias a su pijerío. Típico de la Villa y Corte, un miembro destacado de la Feria de las Vanidades.
Lo malo es que no se queda en el papel couché, sino que aplica políticas reales excluyentes, clasistas y de derechas, aunque, ¿no es eso lo que han votado la mayoría de madrileñitos?.

Hospitales públicos con gestión privada, caracterizados por la falta de medios y personal, ¿es esta la mejor eficiencia de la que presumen los gestores de la Comunidad de Madrid?
De todas formas, he conocido a tantos madrileñitos autocomplacientes, consumistas y pijoteros en los años que llevo viviendo en esta ciudad, que no me extraña que ESPE, sea su presidenta, un reflejo bastante sincero del habitante medio de la capital y poblaciones colindantes. Aunque detesto este falaz bipartidismo en el que se ha convertido la simplista política española a nivel nacional, estoy deseando que Tomás Gómez se consolide como una alternativa sólida a esta espantosa política popular y populachera del PP madrileño que nos gobierna.
Me da pena de que el PSOE esté fagocitando el voto del resto de fuerzas de izquierda, y que sea un partido cada vez más social-liberal de centro, muy tímido en intervencionismo y proteccionismo, medidas que el país ahora le exige con urgencia.
Se necesita más que nunca a un Partido SOCIALISTA de verdad, que asuma con orgullo y coherencia todos los ataques de la derecha cuando ésta le llama partido de comunistas peligrosos, intervencionistas, estatalistas, estalinistas, etc.. ojalá el PSOE fuera ese partido, yo lo estoy deseando. Ahora mismo me place que haya peperos nerviosos con Rajoy porque le consideran socialdemócrata y por todas esas medidas intervencionistas que gratamente de boquilla el PP tomaría en economía si estuviera en el poder. El partido de Aznar siempre me ha parecido intervencionista, incluso cuando privatizaba empresas públicas para dárselas a a sus amiguetes, algo muy franquista y tardodesarrollista.*. Que no se olvide que el Conservadurismo español nunca fue “liberal”. Si alguien quiere encontrar a alguien digno de esa denominación, que busque en el PSOE o en Cataluña. (Y también UPyD y Ciutadans, ojalá suban en votos).

*Una disgresión : Nunca he dejado de tener la sensación de que España ha vivido en un eterno desarrollismo desde los 60 hasta ahora, sobretodo en los sectores del turismo y la construcción.

Los del PP son maestros en codearse y hacerle favores a empresarios amigos, en política nacional o municipal, y los del PSOE igual, lo que pasa es que tienen menos amigos en las filas empresariales. Esta obscena unión entre el político y el capitalista ya da asco. Me gustaría que se presentara Botín o Alierta a las elecciones, sería más consecuente que darle mi voto a SUS representantes políticos. En el País Vasco y Cataluña, la única diferencia es que son el PNV y CIU los tradicionalmente unidos a la clase empresarial local, la misma derecha, vamos, sólo que nacionalista.

Qué pena ser sólo un pobre currante sin empresa ni propiedades ni posibilidades de acceder a la elite económica y cultural. Me convendría, como aquel personaje del programa de Pablo Motos, sacarme el carnet del PP-PSOE y medrar un poco en los ámbitos del poder, influencia y negocios reales. Qué bueno es figurar y hacerse la foto.
Eso sería darle un sentido a mis pobres videos colgados del youtube que nisiquiera ven con interés los amigos. Ser un idealista de la política del summertime, del viva la vida y saludos a la muerte y sus amigos (Coldplay dixit).

Tanto rollo para acabar siendo un nihilista, no hay dios y si existe se ríe mucho con nosotros.