GENERACIÓN DECEPCIONADA





Hace diez años, el poeta madrileño Eduardo García, en una tertulia improvisada en el extinto bar Limbo de Córdoba, me dijo que comprendía a mi generación, por entonces veinteañera, al que él veía decepcionada políticamente y escorada a la derecha, porque había conocido los escándalos del PSOE de Felipe González, el caso Filesa, el Gal, la corrupción de Juan Guerra, etc.., y entendía que estuviéramos desnortados, confusos. Al principio no me gustó su análisis, me parecía paternalista, condescendiente, incluso arrogante. Con el tiempo, he ido encontrando a miembros de mi generación, trabajadores, obreros, que se han abrazado al PP, decepcionados por aquellas patéticas actuaciones del PSOE. Yo mismo voté al PP en las elecciones de 1996 por higiene democrática. Recuerdo las portadas del Diario el Mundo de aquella época, y su necesaria implicación en el destape de la corrupción gubernamental. El problema fue que se creyó demasiado su papel de valedor de la democracia, y se alió con el gobierno siguiente como si el PP de Aznar fuera a regenerar los usos políticos españoles. Pronto , en sólo una legislatura (que recuerdo moderada aunque siempre sospechosa para alguien presuntamente de izquierdas como yo), los "nuevos" simpatizantes se decepcionaron, porque no cambiaron demasiado los abusos del poder anterior, sino que aprovecharon el tirón y lo continuaron, favoreciendo a sus amigos, a su gente afín, al igual que los anteriores lo hicieron con los suyos.
Recuerdo también el primer gobierno municipal del PP en Córdoba. Todos temíamos que fueran a cargarse el legado del PCE, de IU, y no lo hicieron. Se limitaron a gestionar sin mucha ideología, y eso fue un alivio. Aprovecharon lo bueno creado, eliminaron algunas cosas, no todas acertadas, pero no fue el lobo tan fiero como lo pintaban. Estaba sentado yo en una presentación cultural con un antiguo amigo muy comunista, que echaba pestes de la nueva concejala de cultura, una pija con mechas. Pero esta chica se acercó a nosotros y empezó a preguntarnos nuestra opinión sobre aquel acto. Mi amigo no se dignó a mirarla, yo le contesté, creo. Al final, todo es un asunto de personas, no de partidos ni de ideologías. Recuerdo que el PP quitó de enmedio a Radio Lupa, una radio comunitaria donde yo participaba, pero siendo justos, era una radio en decadencia, desaprovechada y que ya no cumplía con su primigenia función cultural. Estaba llena de "tragaollas" con el carnet del PCE, que vivían del cuento. Llegó el PP al ayuntamiento, y echó a los pseudofuncionarios que trabajaban en la Televisión Municipal de Córdoba, porque la mayoría había sido elegida a dedo. Y a mí no me pareció mal. El PP siempre promete adelgazar el personal que sobra, inútil, y presume de sobriedad y transparencia. El problema no es eso, el problema es que privatiza, no intenta mejorar lo público con raciocinio, cree que la mejor solución es la empresa privada y no gestionar la pública con sentido común. Cuando el PP actúa como un partido práctico, sin ideología neoliberal, que se limita a gestionar lo público con olfato, acierta, porque arregla y matiza los excesos presupuestarios, los despilfarros de la izquierda.
Pero como decía al principio del artículo, no acepto a aquellos que porque el PSOE o la izquierda les fallara, se abrazan a la derecha esperando qué, una nueva decepción. El ciudadano debe ser práctico, y utilizar a los políticos como ellos nos utilizan a nosotros. No caer en las manos de los propagandistas de turno para enfrentarnos con los contrarios, sino aprovecharnos de esos piques infantiles entre partidos rivales para salir beneficiados, fiscalmente, laboralmente, etc..
Ahora mismo a mí no me interesa el PP, ni por clase social ni por lo que proponen para el trabajador. Los progres del Psoe no van a arreglar mucho, pero por ahora no van a tocar demasiado lo que hay. Y eso me va a beneficiar como trabajador. Saben que se exponen a una huelga general, a desestabilizar la precaria paz social. Sé que el sistema va a necesitar reformas profundas, pero yo no estoy dispuesto a pagar el pato, porque soy parte del estamento social más débil. Que arrime más el hombro el que más tiene. De todas formas, habrá que esperar a después de las elecciones europeas para ver la verdadera cara del gobierno socialista, y quizá sus futuras reformas (impopulares) no sean tan tímidas y moderadas. Soy miembro de una generación decepcionada, y no me fío de nadie.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Simplemente eres un chaquetero mas flojo que el peo de una puta trabaja y haz bien lo que otros que se dicen socilistas o comunistas sin serlo hacen de nuestras sigleas so capullo
Juan Eme ha dicho que…
Para esto sirve internet, para no dar la cara y esconderse como anónimo, para insultar cuando no se tiene la inteligencia para dar argumentos, y rebatir, proponer, ser tolerante con las ideas o las opiniones de los demás. bravo, chaval, no sirves de mucho, tu vida sí que es inútil en este mundo.
anais-abel ha dicho que…
ahora a tener ideologia propia, valores y una etica solida se le llama chaquetero, asi esta la sociedad como esta...