Yo elijo : NO COMPRO

Sin duda, para saber qué quiere alguien de nosotros, debemos indagar quién hay detrás de ese alguien. ¿Un lobo con piel de cordero? Se trata de aquello del mensaje y el mensajero. Error de principiante el de quien no cuenta con esconder la mano tras tirar la piedra (¿tan manipulables se creen que somos? -me pregunto-). Desde luego, no es obra de unos visionarios.

Uno entra en un buscador y en minutos puede empaparse de lo importante: ¿que quién me está diciendo "estoloarreglamosentretodos"? ¿Cuántas veces la campaña niega que sea un mensaje político? Varias. Mmmmmm. Interesante. Dime de qué presumes, y te diré de que careces. Dime qué niegas, y te diré qué ocultas...

De todas formas, no hace falta indagar mucho, porque el formato de campaña publicitaria, ya lo dice todo. Claro que alguien podría pensar que el "españolito" sigue siendo un creyente de los "mass media" (error de principiante 2), pero obviamente ello no es así. Deberían indagar un poco en los análisis recientes sobre éxito de la repercusión de la publicidad en las tendencias del consumo privado. Señores: ¡Que nos nos vendan más motos! Y además, en este caso, se hubieran ahorrado los 4 millones de euros (que ya serán más) pagados por los españoles, en un momento en que nos habían sugerido ¿"apretarnos el cinturon"?.

Como decía, alguien puede pensar que por el mero hecho de que esta campaña publicitaria no pretenda -como todas- promover la venta de un producto -el de la empresa anunciante-, ya no nos vamos a dar cuenta de que se está promoviendo algo. Craso error. Nos hemos dado cuenta. Y ese algo, desde luego, no es lo que nos dicen, no es la confianza. No se promueve en absoluto la confianza (aunque el guión repetitivo y poco espontáneo de los personajes que aparecen en los vídeos, así lo sugiera. Lo que se promueve -y de manera obvia, además- es el consumo (es decir, no ya de un producto sinó de todos y cualquiera). O mejor dicho, el consumismo (es decir, no ya el consumo sinó la actitud de consumir.

Y es aquí, señores, donde está la parte más perversa del encargo al mensajero. Propaganda. La cara más indigna de la publicidad. Cuando los recursos, las técnicas y el arte se ponen al servicio de una ideología, para venderla a la gente, a la masa. Sin embargo, por suerte, eso es historia. Ya no funciona así. Por algún motivo sutil y de transición de conciencia colectiva, de madurez de la mal llamada "masa", las cosas ya no funcionan así. Las personas no somos ignorantes. Los ciudadanos tenemos información y criterio. Sabemos lo que queremos, y lo que ya no queremos más. No queremos más mentiras. Y sabemos que tenemos el poder. El gran poder que no vamos a dejarnos quitar, ni con campañas hipnotizantes. Como los promotores saben muy bien, tenemos el poder de la elección. El poder de elegir comprar sus productos o no. El poder de elegir si creemos que nuestra felicidad realmente proviene de adquirir y acumular objetos, o no. El poder de elegir si queremos "arreglar" un sistema anticuado que solo favorece precisamente a los pocos que nos suplican que "nosotros" lo arreglemos, o no. Yo lo tengo claro. Yo elijo: no compro.

Escrito por VOX POPULI

Comentarios

ANTONIO SEBASTIÁN ha dicho que…
Una vez más comparto plenamente tu texto, HERMANO. Muchas gracias por escribirlo