La vulgaridad que nos rodea

Me agota la vulgaridad, el egocentrismo de la baja estofa, los exabruptos, la inanidad que todo lo contamina.
Esto sonará políticamente incorrecto, y me da igual, pero mi experiencia de trabajo en empresas donde había departamentos enteros llenos de mujeres, me ha demostrado que no saben trabajar juntas. Gastan sus energías en conspirar unas contra otras, en destrozar el ambiente de trabajo, en llevar al terreno personal lo que es profesional, a enredarse en tramas improductivas y dañinas. Creo en la igualdad, en el reparto 50% de sexos en las empresas, mucho más sano y dinámico.
No soporto el borreguismo de la manada, algo que se nota en los trabajos de mierda, en las plataformas grandes de oficinas, con inmensos comedores donde la gente tiene que comer junta por obligación. Tienes que compartir artificialmente tu ocio con personas a las que no soportas, pero debes evitar que se te note, no puedes ir a tu aire, y sufres la esclavitud de seguir a los mediocres líderes de grupo, aquellos que cuentan su vida gratis y que nunca escuchan a los demás.
En este país, además de tener que soportar largas jornadas de trabajo y condiciones laborales tercermundistas, tienes que aguantar a gente soez, vulgar y sin respeto ni educación por los demás, condición que se ha expandido en nuestra sociedad, totalmente en decadencia.

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