LA PIG-POLITIK



Esta semana pasada se cumplió la tradición de abrir el Congreso de los Diputados a los ciudadanos. Tengo un amigo idealista, bastante liberal, que tiene la ilusión de entrar donde nuestros representantes hacen la democracia, según sus propias palabras. Mientras me comentaba esto, me di cuenta de lo desencantado con esta misma limitadita democracia que yo me sentía, y lo poco que me importaba ese semicírculo de madera, presidido por ese fósil de cabello trasplantado llamado Bono, lo vacías de contenido y de sentido que sus palabras, y la de otros diputados, me parecían.
Esta desafección por este sistema democrático, tan vulnerable a los vaivenes de la economía y de las fuerzas reales del mercado, las grandes empresas, la bolsa y los bancos, este hacer oidos sordos a la cacofonía endogámica de los políticos, este deseo de no ejercer mi derecho al voto, me hacen pensar que quizá nos dirigimos hacia un camino peligroso, pues esta crísis de valores e instituciones está creando un buen caldo de cultivo para futuros dirigentes populistas autoritarios o de falsos mesías regeneracionistas al estilo Obama, que con su encanto personal ilusione a las masas, para que después, nada cambie, porque quienes de verdad mandan, esos poderes casi nunca cambian.
Y los líderes políticos, que están a lo suyo, ya se conforman con poco, que vayan a votar los simpatizantes y afiliados, pues saben que en esta coyuntura, es muy complicado ilusionar a nadie.
Se está conformando una gran masa de ciudadanos antisistema, fieles a los rebeldes cantos de la libertad wikileak, otros muchos del colectivo pasota, y no se les puede echar en cara esto, y otros que ensalzarían a líderes mediáticos populistas, tipo Belén Estéban o cualquiera que con humor, ingenio y creatividad se lance al ruedo de la pig-politik.
Todo esto nos echará en los brazos de la ubícua derecha pragmática, que nunca defraudará a aquellos que han perdido los ideales en el transcurso de esta tempestad que parece querer tragárselo todo.

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