Si los americanos consiguen extraditar a Julian Assange para enviarlo a Guantánamo, y después condenarlo a la pena capital por revelar los papeles de Wikileaks, entonces, el resto del mundo estará legitimado para emprender acciones legales y contraterroristas contra el gobierno de los Estados Unidos de América, país al que habría que erradicar de la faz de la tierra, ya que no mantienen la paz ni garantizan los derechos humanos universales, sino que defienden sus intereses más bastardos con los medios más autoritarios y faltos de escrúpulos. El Premio de la Paz Obama se ha revelado como otro dictador fantoche más, una mascarada políticamente correcta que lleva un asesino detrás, escondido, como siempre desde hace 50 años en los diferentes gobiernos estadounidenses.
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