PP-ROPAGANDA

Lo peor de la antigua y repetida costumbre de este partido de la derecha no es usar la propaganda para expander sus mentiras, prejuicios y campañas acusatorias contra determinados personajes o colectivos, sino tomar por tontos a la población. Usan viejos medios y métodos para denigrar y desacreditar a todos aquellos que representan, según su visión, una amenaza política, ideológica o que va contra sus inmediatos intereses. Convierten en enemigos, incluso en rivales ideológicos, a colectivos independientes ó críticos, que ellos pretenden ver manejados por la izquierda o "ultraizquierda radicalizada", según la peculiar denominación en su propia "neolengua". Con sus argumentos, han transformado en activistas, y en opositores, desde a etarras (dándoles así un papel de presos polítcos y no de simples criminales) a miembros del 15-M, a los que toca ahora presentar como kale borroka. En sus medios afines tratan de criminalizar a estudiantes, sindicalistas, activistas del 15-M, e incluso al director del Banco de España, porque ellos no se cortan en tirar al barro a cualquiera que pueda convertirse en el cabeza de turco contra quien desviar la atención. A esta gente del PP le encanta aquella máxima "franquista" de que al pueblo le iba mejor si no se metía en política, por eso siempre intentan, de forma populista y chabacana, convencer a la población de que los malos son los que se meten en el ajo ideológico contrario al pensamiento único oficial, el de ellos, el del gobierno de Rajoy y sus recortes (reformas para ellos en la "neolengua"), o el del partido, que es lo mismo. Ante la suave y sumisa oposición del PSOE, a la que el PP, ni mucha gente ya, no consideran una oposición fuerte ni creíble, la derecha ha colocado como contrincante "real" a sus políticas, al 15-M, a los sindicatos y hasta a los yayoflautas si se pone el caso, y a todos ellos combate cruelmente, desacreditándolos contínuamente porque piensan, que al no tener una organización tan asentada como la izquierda institucional, pueden ser más fácilmente derribados. De ahí, que ahora todos los males recaigan sobre el 15-M, a los que por un lado trata de ridiculizar como cuatro pelagatos a los que la población ya no apoya, ensalzando a su vez a las fuerzas policiales, a las que adula, señalando que no ha habido excesos y que han sabido controlar a los kale borroka. (Y ya se conoce por los medios que esto no es verdad, y que ha habido una inusitada agresividad y violencia policial contra los indignados).

Además, criminaliza una concentración pacífica de ciudadanos con reivindicaciones sociales mientras permite y alienta celebraciones masivas deportivas, mucho más peligrosas y violentas, como la del triunfo del Atlético de Madrid, donde hubo graves incidentes callejeros. La imágen que este partido y este gobierno me muestran, es de verdadera debilidad. Actúa como un matón con los débiles, y se presenta como un siervo, como el típico mequetrefe pelota con los fuertes, los jefes europeos y de la banca, propia y extranjera, sin preocuparle y sin entender, que la mala impresión que tiene nuestro sistema financiero en Bruselas también la ha provocado el gobierno del PP, al desacreditar al Banco de España y al intervenir en Bankia, creando un mal precedente con respecto a los otros bancos españoles. Es un gobierno débil porque teme la protesta popular, la reprime, la censura y trata de desacreditarla. No es un partido democrático, no acepta las críticas, y se comporta como esos partidos populistas y de ultraderecha de la antigua Europa del Este, como el partido gobernante de Hungría, que ha intentado cercenar la libertad de expresión y la actuación de la Oposición democrática. Es un partido y un gobierno que se está quemando con mucha rapidez, que tiene miedo tanto de Europa como de su propia opinión pública, y pienso que no terminará la legislatura. Si ellos usan con desesperación e inusitada rabia su "pp-ropaganda", creo que la izquierda debería utilizar la "contra-pp-ropaganda", pero no desde la contención y la racionalidad, que ya han sido suficientemente ensayadas y no han servido de nada en esta batalla, sino con la misma firmeza y agresividad que la derecha usa desde su posición de abuso y arrogancia.

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