Ser
de derechas está mejor visto en este país que ser de izquierdas. Se
toleran los excesos verbales y de comportamiento de la derecha más
fácilmente que los de la izquierda, que en general, suelen ser más
moderados y respetuosos con la pluralidad. Durante bastante tiempo, yo
intenté no ser sectario. Veía canales de tv conservadores y leía libelos
de derechas, intentando analizar distintas opiniones e ideologías.
Ya no puedo. Ahora veo sólo La Sexta, las noticias de
Cuatro y Telecinco, Hispan Tv y Canal 33. El ambiente está tan
polarizado, las opiniones tan radicalizadas, que no puedo más que
defenderme, encastillarme en mis posiciones y ser sectario. Porque la
derecha en el poder se cree omnipotente y es agresiva, porque la
izquierda y el ciudadano común es atacado por todos los frentes. Por eso
la izquierda está a la defensiva, porque se encuentra en inferioridad
de condiciones. El poder reprime y controla la propaganda y la
información. Incluso, en su populismo, tolera la antipolítica, el
argumento de que todos los políticos son iguales. Porque en la
desconfianza y en la inacción, ella domina y manda. Y su poder e
influencia llega hasta a las clases trabajadoras, donde ha calado su
mensaje anti-subvención, anti-servicios públicos, antisindicatos,
antifuncionarios. La derecha lo está haciendo muy bien. Tiene buenos
propagandistas (El Mundo, La Gaceta, Intereconomía, Libertad Digital, todos los confidenciales fascistas de la red), y la crísis le ha venido de maravilla para hacer
populismo y criminalizar la protesta, y para marginar a inmigrantes y
parados. Tout va bien. Algunos tienen lo que se merecen, lo que votaron.
Cuando a ellos les toque el desempleo y la pobreza, que no se quejen,
porque yo no voy a mover un dedo para ayudarles. Si están ciegos, si
creen que el gobierno sabe lo que hace, si piensan que Arturo Fernández (Actor viejuno de vodevil, facha, carca y representante de la España aún franquista)
es el nuevo gurú de la sabiduría popular reaccionaria, allá ellos. Hasta
que les toque, y no se lo deseo..
Vuelven
las dos Españas, y llegan como en los años 30, a las familias y a sus
conversaciones alrededor de la mesa. El pacto social, la cohesión se
está resquebrajando, y ahora hay que dismular, mentir o ignorar. No
significarse, no ser señalado. ¿Pero por qué de nuevo? si el facha se
vanagloria de ello, si no lo esconde, ¿por qué tengo que pedir perdón
por ser de izquierdas? Si este país se sigue construyendo sobre
vencidos, si hay una clase social reventada y machacada por otra clase,
la de arriba, a la que no le importa la democracia ni la convivencia,
sólo el dinero y el poder, entonces, apaga y vámonos, 2ª Guerra Civil
Española, larvada, semiclandestina, incubándose en la desobediencia, en
la rebelión, en el No. Pero hay tanto miedo, la gente ya no se lanza a
las calles a que le revienten un ojo los antidisturbios, y un miedo
conocido, antiguo, de la época de Franco, vuelve a ser sentido. Y la
resignación de siempre vuelve a instalarse en las mentes sometidas de
los españoles..
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