Soy católico nominalmente, porque fui bautizado, hice la primera
comunión y la EGB en un colegio religioso de los Franciscanos. Cumplí
casi todo el proceso burocrático y ritualístico hasta los 14 años. A
partir de ahí, se separaron nuestras trayectorias. Ahora ver una virgen o
un cristo me parece algo exótico, una curiosidad. Que mucha gente crea
en esto no me resulta comprensible. Es respetable, pero está muy alejado
de mi vida, incluso como costumbre o tradición cultural. Puedo
entender el anhelo espiritual, la búsqueda de consuelo, encomendarse a
la protección de algo superior a uno mismo. Puedo entender la
superstición, es humana. La vida es incontrolable y la religión nos da
algo de paz y seguridad. Pero no comprendo la divinidad como un ente, ni
la vida eterna ni el más allá. Puedo entender el ritual que ayuda a
enfrentarse a las desdichas de la vida. Todo lo humano me interesa, sus
miedos, debilidades, dudas y grandezas. Pero la entrega, la sumisión a
fantasmas abstractos me parece algo incomprensible.
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