Lo que debe hacer, mejor dicho, lo que se verá obligada a hacer la
gente realmente de izquierdas, es a actuar como si viviera en una
dictadura de pensamiento único. Reunirse y hablar en la clandestinidad,
en grupos pequeños y casi secretos, donde sus opiniones no sean
penalizadas por la mayoría ni los que mandan, sea en su trabajo, en la
familia, etc... Busca a tu igual, a tu similar, a tu media naranja
ideológica. Piensa como un resistente, un terrorista, un yihadista;
disimula, haz como si pensaras lo
contrario, no te signifiques (ah, mi padre, qué sabias eran esas
palabras que siempre me decía. Él sabe lo que era vivir en una
dictadura, el que hubiese chivatos, el no destacar para no llamar la
atención del poder). Yo aprendí a disimular, a parecer buen chico en el
colegio de curas. Obediente, sumiso, políticamente correcto, aunque los
curas fueran salvajes.
Si
te encuentras en una reunión informal con gente parcialmente
desconocida, tantéalos, porque posiblemente estés en una posición
ideológica minoritaria. Incluso si parecen modernos y abiertos, con un
maquillaje progresista, profundiza algo más, porque habrá temas
importantes en los que se delatarán. La apariencia, (piercings,
tatuajes, identidad sexual...) hoy en día, no significa nada.
Solo discute y arroja tus argumentos si estás seguro de ganar o de no obtener ningún tipo de refutación convincente. La izquierda ya no se puede permitir aparecer como tolerante ni flexible. Eso es sinónimo de batalla perdida. No seas racional ni cultivado. El pensamiento crítico ha matado al votante de izquierda. El debate no existe, debilita. En un entorno de pensamiento único agresivo y sin filtro de cortesía, donde los medios de persuasión son imbatibles, es mejor rechazar y no participar en intercambios dialécticos donde solo vas a recibir ataques desde la consigna repetida mil millones de veces. Sé tu propio Grapo, íntimo y personal. Eso sí, pacífico, porque ya sabes que tienes todas las de perder, y encima, le darás alas a tus detractores. (...)
Solo discute y arroja tus argumentos si estás seguro de ganar o de no obtener ningún tipo de refutación convincente. La izquierda ya no se puede permitir aparecer como tolerante ni flexible. Eso es sinónimo de batalla perdida. No seas racional ni cultivado. El pensamiento crítico ha matado al votante de izquierda. El debate no existe, debilita. En un entorno de pensamiento único agresivo y sin filtro de cortesía, donde los medios de persuasión son imbatibles, es mejor rechazar y no participar en intercambios dialécticos donde solo vas a recibir ataques desde la consigna repetida mil millones de veces. Sé tu propio Grapo, íntimo y personal. Eso sí, pacífico, porque ya sabes que tienes todas las de perder, y encima, le darás alas a tus detractores. (...)
Comentarios