Esbirros malolientes


La corrupción moral hace tiempo que campa por sus anchas en la política española, y concretamente, en la de la Comunidad de Madrid, cortijo particular de los negocios de Esperanza Aguirre y amigos. Que ahora haya saltado a la opinión pública el escándalo del espionaje a miembros del consistorio madrileño o a ex-consejeros de la Comunidad es sólo el hilo de Ariadna, una consecuencia de las malas prácticas y del abuso de poder que se estila por estos pagos. Navajeos y luchas de poder que no interesan a los ciudadanos, primeros y últimos perjudicados por estas zancadilladas mafiosas que ni nos van ni nos vienen, pero que en realidad son un síntoma del malgobierno, del desatino, del desastre diario. Asistimos pasivamente al desmantelamiento de nuestro sistema de vida mediante métodos catetos, paletos, cutres y caciquiles. Nisiquiera podemos pedir el refinamiento de las malas artes de supervillanos. Tenemos que conformarnos con Espe y sus secuaces de medio pelo. Patético, indignante.

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