¿Retroceder para saltar más lejos?

Me siento legitimado para sentirme fuera del sistema, igual que para luchar contra él con otras armas. Cuando los políticos hablan de democracia y de participación ciudadana, miro por la ventana para entretenerme con otras cosas más gratificantes. Quizá sea eso lo que quieren, que pasemos del todo, que no les molestemos en sus chanchullos y chalaneos. Como he leído por ahí, quizá estemos asistiendo a la berlusconización de la sociedad española. La desconfianza hacia los partidos políticos ha ido más allá, hacia las instituciones. Si uno piensa que el Estado (en todas sus formas, Central, Autonómico y Municipal)se ha convertido en Enemigo del Ciudadano, pues los intereses del que gobierna muchas veces van contra el Pueblo, cuando se hace aliado del Capital y el Negocio. Asistimos a como el Gobierno fabrica leyes para favorecer a los lobbies económicos e industriales, vemos como la Oposición, con su partido estalinista de derechas a la cabeza, dispara contra las fuerzas del estado posicionándose a la misma altura que Batasuna y cualquier grupo antisistema de medio pelo, con teorías conspiparanóicas que tapen la podredumbre de la corrupción del sistema. 30 años de democracia para esto, decadencia de una débil partitocracia a lo sumo. Nos parecemos mucho más a una jóven democracia de Latinoamérica, o de las antiguas repúblicas del este de Europa, que al estándar europeo. Encima, la crísis nos aboca a un presumible proteccionismo y vuelta al nacionalismo más triste, ya que también la Unión Europea está falta de ánimo y espíritu. Cayó el comunismo, cayó el capitalismo salvaje, pero no ha caído el Egoismo. Aún no ha comenzado lo nuevo, y en esa transición parece que retrocedemos, cínicos y descreídos de todo.

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