AUTOCONCIENCIA

Una compañera veinteañera del curso de alemán, ante mi escepticismo acerca de que la presión popular haga cambiar el rumbo del gobierno de este país, o de que en un supuesto, lo hiciera caer (ya que pienso que sólo Angela Merkel ó un nuevo gobierno alemán más la Comisión Europea tienen el poder de hacer algo al respecto), me dijo que si nos uniéramos millones de españoles y saliéramos a la calle, no habría quien nos parase. El problema es eso mismo, ¿qué o quién nos une a todos para ocupar las ciudades como en Brasil y Turquía?. ¿Tenemos miedo de la policía, de perder el trabajo quien lo tenga, o tenemos miedo al miedo?. Quien tenga la respuesta, que me lo diga. Puede usar este espacio para debatirlo.

(¿Puedo usar mi presencia y mi fuerza mental para derribar este gobierno yo solo, frente al Palacio de la Moncloa, ejerciendo la no-violencia, sentado en frente de las puertas del complejo presidencial, día tras día, en silencio, sin que nadie se una a mí, pero no una ni dos ni doscientas personas, sino 3 ó 4 millones por lo menos? No hay antidisturbios suficientes ni ejército para detener la fuerza de la masa. ¿Y si gritásemos al mismo tiempo varios millones de gargantas? ¿Derribaríamos la fortaleza del cerdito poderoso y ricachón como el lobo del cuento? Por las opiniones recogidas en la gente de mi alrededor, hay miedo a otra guerra civil. ¿Pero eso debe paralizarnos?. En 1936 también hubo una lucha de clases que se perdió por parte del pobre. En Egipto se ha derribado a un gobierno por parte del ejército, pero aquí no tendremos esa ayuda. Aquí las Fuerzas Armadas no están de parte del pueblo. El Rey es una figura más inútil que nunca, callada, no mediadora, sólo ocupada en su propia supervivencia. La oposición política sólo parece preocuparse de ocupar el sillón de Rajoy, pero sin proponer una verdadera alternativa. Sólo algunos jueces independientes actúan como control del poder, mientras las altas autoridades judiciales están de parte del gobierno y del partido político que lo compone. El pueblo no tiene ninguna herramienta del estado de derecho democrático para actuar en el equilibrio de poderes. Sólo tiene su presencia física, su carne, huesos y sangre para oponerse al poder. Pero no tiene el monopolio de la violencia. Y la masa popular está dividida, no es consciente de que actuando unida, es capaz de derribar un gobierno y un estado. Mientras sólo ocupen las calles mil personas, será fácil para las delegaciones de gobierno, reprimirlas y criminalizarlas, presentarlas ante el resto de la población como indivíduos radicales y violentos. Los únicos que tienen la opción de propiciar un cambio y regenerar las instituciones, y de acabar con la corrupción sistemática es la gente de este país, no los partidos políticos, ni la monarquía, ni los jueces ni los periodistas, pues todos ellos tienen sus propios intereses y privilegios. Pero no nos atrevemos a salir a la calle para presionar al gobierno y que este adelante las elecciones, pues ya sabemos que nunca darán el paso de dimitir en bloque. )

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