Rap y diversidad : Reflexión sobre la ausencia de un discurso sobre la diversidad cultural y racial en España

Disfrutando del pareado en las canciones de raperos españoles, pura poesía de barrio con mensaje social. Me vienen a la cabeza reflexiones acerca de por qué en este país nos cuesta tanto contar historias realistas fuera de la zona de confort de la clase media blanca, historias de barrio con gente mestiza, rumanos, moros, negros, ecuatorianos, gitanos y payos pobres de barrio, sin caer en el buenismo del inmigrante tópico y del yonqui macarra. Quizá lo digo desde mi propia zona de confort, un barrio nuevo de un pueblo del extrarradio poblado por una mayoría de parejas jóvenes españolas blancas, de clase media baja, con niños pequeños y perros grandes, trabajadores en su mayoría. Quizá lo planteo como esos burguesitos franceses que miran a las clases sociales de abajo con la admiración y complacencia del que observa al buen salvaje, al ciudadano "auténtico" y posmoderno de nuestra época : el macarra, la choni, el hijo de inmigrantes, el delincuente de poca monta, al camello, ó al chaval pobre que sobrevive entre canastas de baloncesto y el hip hop. Los únicos "diferentes" que hay al lado de mi calle son los chinos de la pequeña tienda de alimentación, y la pareja de vecinos rumanos que pasan desapercibidos. Sólo soy capaz de contar bien lo que conozco. Y posiblemente también todos aquellos mundos fantásticos e irreales que soy capaz de inventar. Pero me siento incapaz de contar ninguna historia sobre personas que no conozco, que pertenecen a estratos de la sociedad con los que nunca me querré relacionar en profundidad. Puedo hablar de series de tv, de mi pasado en Córdoba o de mi barrio anodino y calcado a tantos de las afueras de Madrid. Y después nos sorprenderemos cuando toda esta gente a la que no queremos conocer, empiecen a quemar las calles.
En un programa alternativo de tv, he escuchado que el fascismo es sobretodo una ideología de la clase media, populista y que se extendió por las clases trabajadoras, para al final, entre otras cosas, esquilmar y saquear a una minoría racial. Vivimos en un continente profundamente racista. Y en España, deberíamos aprender de aquellos países, sobretodo americanos, que han sabido identificar a sus minorías para integrarlas, para dialogar con ellas, para mediar. Por ejemplo, con los gitanos. De una forma inteligente. Pero claro, si no hay una política coherente ni justa para nadie, no esperemos que exista también para las minorías.

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