En Turquía las protestas ciudadanas y los disturbios comenzaron cuando los habitantes de Estambul no quisieron que se construyera otra gigantesca mezquita en un parque público. En Brasil, todo empezó con la ira contra la subida del transporte público. En Bolivia hubo grandes algaradas y manifestaciones cuando subió el precio de las tortas de maíz (que es como aquí el pan, un alimento básico). En Burgos, en el Gamonal, ya todos lo sabemos, vecinos que protestan contra la construcción de un bulevar innecesario, además de que el alcalde no quiere hablar con las asociaciones vecinales. En todos los casos, la mecha se encendió por lo mismo, la falta de comunicación, la cerrazón antidemocrática de los gobernantes, la arbitrariedad del poder, que echa mano de los antidisturbios y de la represión, cuando no tiene argumentos ni la razón, sólo el monopolio de la violencia. Pero es que la violencia no pertenece sólo al Estado, y cuando el Poder aprieta tanto que ahoga, que no deja canales para que se resuelvan de forma pacífica las situaciones, a veces hay que usarla como último recurso. Ojalá se prenda la mecha en más lugares, ojalá comience a estallar todo esto un poco, como viene reclamando la gente, a veces a voz en grito, y otras en silencio..
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