NOSOTROS LOS ROJOS PELIGROSOS

Hay una izquierda, la más oficial, pero también un poco la alternativa, que es pija. Es funcionaria, es académica, es técnica. Se les llena la boca de que están con las víctimas del sistema capitalista, con los excluidos, pero no es verdad. Al final, hablan para sí mismos y suenan huecos. Se pelean entre ellos y dejan de creer en sus propuestas diferentes. En Francia, la ultraderecha le ha hablado a los ojos a la clase obrera, les ha dicho lo que los maltratados deseaban escuchar, y han barrido. La izquierda ha abdicado de su gente. Sólo los movimientos sociales hacen algo por la población que lo está pasando mal. Y los están reprimiendo con fuerza desde el poder económico y político. Sólo quieren que pongamos el culo sin quejarnos. Y no sólo vale que los desesperados votemos a Podemos. Es un cheque en blanco demasiado caro. Los que os llaman chavistas deberían saber que os están convirtiendo en deseados chavistas. Los que os están llamando amigos de los terroristas deberían saber que os están convirtiendo en deseados colegas de los etarras. Porque los desesperados de este país queremos que seáis chavistas y terroristas de verdad y la liéis parda. Que deis miedo, que incendiéis las calles. Pero en el fondo sabemos que sois civilizados, que posiblemente pasaréis por el aro, que os apartaréis sutilmente del chavismo para no dar miedo. Pero, ¿y que pasa con nosotros, los que queremos que seáis rojos peligrosos? Los que ansiamos que seáis populistas, que nos gritéis a la cara lo que estamos deseando escuchar. Cuando el PP y el PSOE os temen y os atacan, quiero que les deis miedo de verdad. No es un asunto de quitar o poner reyes, sino de cambiar todo el tablero, incluidos los peones.

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