Más acerca de la España invertebrada

A veces la lengua no es suficiente para unir países y culturas. Me da la sensación de que hay países latinoamericanos que están más lejos que Japón. 200 años de separación que nos han alejado de algunas naciones americanas más que de otras. Argentina, México, Cuba, siempre han estado presentes, aunque creo que no lo suficiente. Desconocemos mucho de sus músicas, su cine, su literatura actual. Y ellos de las nuestras también.
Casi todo nos viene filtrado por EEUU vía Miami ó Hollywood, como si lo "latino" fuera real y no una invención made in USA. Escuchamos series de tv norteamericanas en audio latino, nos reímos con las imágenes de los programas de Univisión, que es un canal latino de los EEUU, pero ¿qué conocemos de Latinoamérica, mejor dicho, de Hispanoamérica, de Iberoamérica?. El español es una lengua minoritaria y casi marginal en Europa, y España está en una esquina junto a Portugal, mirando al océano aunque con el culo siempre alzado, en dirección a Europa. Quizá, quién sabe, en un futuro se independicen Cataluña y Euskadi, y al igual que en Hispanoamérica, serán estados que compartirán con lo que quede de España, lengua, comercio y vínculos culturales. Pero, se me ocurre, ¿entonces no deberíamos formar con mayor intensidad parte de ese espacio lingüístico, cultural e histórico llamado Iberoamérica e Hispanoamérica?. ¿O nos seguiremos dando la espalda unos a otros, y continuaremos conociendo mejor los usos y costumbres anglosajonas?. España comenzó a desaparecer cuando se fue América. Las Españas lo llamaban. Vino una dictadura fascista y nacionalista que intentó recuperar de mala manera el concepto de Hispanidad, como reacción a esa pérdida de importancia como imperio y nación de España, al igual que hizo la Alemania nazi y la Italia fascista, por cierto, naciones que nunca tuvieron un imperio como tales, ya que fueron estados unificados en el siglo XIX, y como mucho, podríamos hablar del Imperio Prusiano. Pero lo de España venía de mucho antes, su decadencia y falta de consistencia como nación unida, después de la pérdida de las colonias. El invasor francés hizo mucho por esa engañosa ficción de una unión española, que intentó atar diferentes monarquías absolutistas, pero el veneno liberal ya estaba inyectado en la sociedad y en la política española. Dos visiones, conservadora y tradicional una y liberal y progresista la segunda, que entraron en conflicto y tensionaron el país durante décadas. Varias guerras civiles que acabaron con dos dictaduras en el siglo XX y otra guerra civil entre medias. Y casi cuarenta años de imperfecta democracia que ha mantenido cierta paz social entre españoles. Llevamos más de doscientos años desintegrándonos, y por ahora sólo somos parte del nuevo imperio económico alemán. Pero esto es sólo nuestra peculiar y propia manera de desintegración del estado nación tal como era conocido hasta ahora. También le está pasando a Reino Unido y a Francia. Quizá a este último país, más que una desintegración administrativa, lo que le está ocurriendo es el fracaso de su modelo político y de valores republicanos. Y Alemania, un estado nación fuerte y unido, que los europeos ayudamos a reconstruir y unir, lleva actualmente la voz cantante en una Europa forjada a su imagen y semejanza. Quizá lo que nos pase a los españoles en el futuro, es un final esperado desde hace siglos. No se sabe. Y quizá respiremos aliviados, después de tanta tensión. O no, todo sigue abierto.

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