El laberinto turco

Una pena que haya fracasado el golpe de estado en Turquía. El dictador Erdogan, en el mejor estilo chavista-populista, llamó a la población, a esa parte del pueblo turco que le apoya, para que saliera a las calles en defensa de su régimen, y de paso, a sacrificarles como mártires. Como Erdogan es "nuestro" hijoputa, ahí que fue EEUU y la UE a apoyarle sin fisuras. Ya nos contiene a los refugiados sirios, nos bombardea a los kurdos y un poquito, no mucho al Daesh. ¿Estamos seguros de querer tener a este régimen islamista como socio y quizá como futuro miembro de la UE?.

Estoy seguro que Erdogan y su partido islamista se nutren de gente como el guía converso al islam y fanatizado que tuvimos hace unos años en un viaje a Turquía, resentido contra los cristianos y occidentales y convencido por un oscuro nacionalismo, del renacimiento económico y como potencia de aquella nación euroasiática. Los turistas españoles le castigamos dándole menos propina que al conductor, un tipo más cordial y profesional aún sin saber español ni inglés. No todos los turcos son como aquel guía estúpido. Es un país similar a cualquiera del Sur de Europa, con partidos de izquierda laicos, sindicatos, medios de comunicación que intentan ser independientes, mujeres liberadas y juventud moderna urbana, pero con un profundo sustrato conservador en el interior más rural. Y recomiendo leer La vida nueva, de Orhan Pamuk, para tratar de entender la conflictiva vida política, el terrorismo de estado, los asesinatos de estudiantes y demás desde los años setenta hasta ahora.
 

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