El fracaso del capitalismo tal como lo conocemos

La privatización de la sanidad pública es solo otro indicador del fracaso del capitalismo tal como lo conocíamos. Que las empresas se comporten como buitres buscando sectores antaño vírgenes e intocables donde sacar a veces pírricos beneficios, solo habla de un mundo esquilmado y de la negligencia de los poderes públicos. Es como quemar el monte para urbanizarlo después. Es un suicidio climático, y a la larga, de nuestra especie.

Desgraciadamente, y mal que me pese, no va a volver el capitalismo español de los 80, una vida con menos cosas pero más duraderas, con empresas públicas todavía no privatizadas ni tantas competencias cedidas a las comunidades autónomas. Ese centralismo no va a volver. Llevabas los cascos de los quintos y tercios de cerveza a la bodeguilla, para que te dieran otros llenos. Algunos productos eran a granel. Ahora todo es de usar y tirar, contaminando e intoxicando el ambiente. Un capitalismo al que le quedan menos reductos que explotar, haciendo imposible la vida humana, no está ya al servicio del hombre, ni de su desarrollo ni su bienestar. No solo hay que frenar medidas, normas y leyes que han deshumanizado a la sociedad, sino que hay que revertir este sistema económico, pararlo de alguna manera. No digo cambiarlo por otra cosa, sino echarlo hacia atrás. El progreso no puede ser siempre el lucro infinito, debe existir al menos un regreso. Es hora del paso atrás, como en otras épocas de la historia. Dos pasos hacia atrás y uno hacia adelante. No es posible la libertad personal si el sistema económico te impide ser libre. Y no me refiero a un sistema socialista o comunista. Este capitalismo es igual de coercitivo, te expulsa, te empobrece. Si no tienes pasta, no te deja elegir. O te fábrica un sistema low-cost para pobres, pero que sigan consumiendo y se sigan sintiendo libres. Eso es ahora España. País de franquicias de medio pelo.


Sucio capitalista pirómano generado por AI

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